viernes, 5 de enero de 2007

Lenguaje y Cuerpo

por Rosa Faccaro

"El cuerpo no deja de ser lo que se ve,
al tiempo que es lo imaginario de las palabras y, más allá,
su esencial ambigüedad metafórica"

El comienzo del tercer milenio marca el retorno del pensamiento de una subjetividad, donde el cuerpo se convierte en un nuevo centro de perspectiva, dejando atrás la oposición clásica entre el sujeto y el objeto. Restituir el yo íntimo y profundo, estructurándose a sí mismo en la creatividad del lenguaje verbal o visual, es una de las opciones del arte de este siglo.El cuerpo es hijo de la palabra, se hace presente en el lenguaje. Alcanza su configuración, simbólica, a través de la cultura.El enigma interior sobre el que germina la imagen, la oposición entre el tiempo y la eternidad y como devenir, nos conduce al ondulante mar del lenguaje, entendiendo el arte como un proceso creativo que se construye y deconstruye hacia el encuentro de la belleza y la verdad.Crear es dar vida a un mundo a partir de los materiales sensibles, pero yendo más allá y más acá, de los mismos; es, claramente, una transmutación de lo sensible, que sobreviene en el aleteo, en el curso incesante de la palabra y de las imágenes.Sostiene A.I.A.P.: "Del mismo modo, la obra de arte provista de la gestualidad del artista separa las formas de sus significaciones, nos invita a detenernos ante ella como sujetos de un cuerpo propio, en un suspenso, una espera, que nace del Eros del artista. Es pues, parte del enigma del artista perder esos cuerpos dormidos y hacerse obra".“Creemos desde el psicoanálisis, que un lenguaje vivo puede tocar a los cuerpos y dotarlos de la dignidad de ser únicos e irreemplazables, pues el lenguaje como cuerpo verbal es también encarnación de vida."Por este motivo el arte como lenguaje expresa lo que el cuerpo inquiere y proyecta a través del gesto, ese rasgo pulsional que recorre el soporte y se condensa en escritura gráfica, pictórica, o escultórica. Un punto, una línea, un plano, proyectados sobre el campo visual es una experiencia viva. En algunos casos el encuentro fortuito de dos objetos distantes entre si, puede retrotraernos a esa experiencia del sueño que sobrepasa el mundo de lo real, constituyendo una suprarrealidad.La integración de las disciplinas plásticas es un fenómeno epocal, que señala la necesidad de agenciamientos de otros discursos. Podemos hablar de la ruptura del pensamiento lineal, y la aparición de la figura de un rizoma, es decir podemos hablar de un pensamiento rizomático. En el campo de la visión de fin de siglo, se produce un notable cambio en cuanto a la construcción de la imagen. Pensemos en el fragmento, producto de una visión que remite a un sistema considerado por hipótesis como ausente. A menudo se tiene la impresión de la búsqueda del suspenso, es decir, de una progresión azarosa hacia la solución considerada como hipótesis y eventualmente confirmada.En esta convocatoria donde la relación arte y psicoanálisis produce una fricción entre la teoría y la experiencia creativa, volvemos a considerar aquellos años de los 60, cuando la cultura Occidental se acerca a Oriente, indaga y pone en práctica la filosofía Zen y se apropia del corpus del grafo de la pictografía de su escritura. El espacio y el sujeto se interpenetran dejando de lado esa oposición sujeto y objeto. Ese intercambio rico en cuanto a su experiencia creativa, es reflejado más tarde en las obras del expresionismo abstracto, donde la contemplación y la acción no fueron posturas antagónicas, sino un paralelismo cultural surgido de una nueva actitud frente a la realidad, manifestado en el lenguaje pictórico.

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