sábado, 6 de enero de 2007

Sueño, Deseo, Juego

Irene L Accarini, enero de 2005.


La experiencia artística nos invita a reflexionar sobre su propia ocasión.
Tal vez tiene nacimiento en un sueño o tiene su alcance en un juego. Tanto como si la vida sea sueño o la vida sea juego.
No pensemos que soñar o jugar sean asuntos superficiales, incluso lujosos.
Jugando los niños construyen su sentido de realidad y de sí mismos, trazan sus figuras de modo que un espacio extenso emerja: de separación de la naturaleza evidente, de búsqueda de signos, de construcción de símbolos, de invención de nuevos nombres para un futuro anticipado en los resultados de su escena lúdica.
Construir, buscar, representar, inventar, anticipar; son estrategias infantiles de una lógica maciza para desplegar una vida en crecimiento también maciza.
Así decimos que lo opuesto al juego no es la seriedad, ni mucho menos la profundidad, pero sí lo son la quietud, la indiferencia, la muerte.
¿Acaso el arte no conlleva juego?.
Creador y receptor del arte juegan a ensayar espacios, formas, vocaciones.
¿Y los sueños?. Serán fantasmas inofensivos, insignificantes, quizás tan volátiles como su memoria.
Puede que pensemos el soñar semejante a un estado de adormecimiento de la razón junto a una parálisis de la acción; pero en su mundo nada duerme.
El tiempo y el espacio ceden su fijeza ante su fuerza. Las figuras guardadas en la historia subjetiva, se tornan actores. Las frases insólitas del lenguaje singular de cada quién, dicen sus enigmas.
Empuje, historia, subjetividad, lenguaje, enigma; son estrategias metafóricas de una precisión maciza, para un despertar también macizo.
¿Acaso el arte conlleva sueño?.
Creador y receptor, contornean un vacío formal con las imágenes llegadas de su saber dormido.
En la carne del juego y del sueño habita un anhelo eternizado, Una preferencia hacia alguna cosa trenzada entre el soñante, aquello que anhela y aquél lugar donde guarda el reflejo del inundo en palabras,
¿Acaso el arte no conlleva un deseo?
Allí creador y receptor, vivencian lo no realizado corno tensión hacia un más allá de lo visible.
Soñar, desear, jugar, donan de permanencia a la obra de arte.
La experiencia artística te invita, receptor, a reflexionar en tu carne: ¿sueño, deseo, juego?.

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